27 abr 2009

Con-fonía

La música me dice
que los héroes de Grecia
comen mierda en el Mapocho.

Gaviotas enviadas por Zeús
templan luz de neón;
y de pronto, y de esa forma
el dios crea la T.V
para que los héroes de Grecia
vean el matinal en lo marrón.

En una cuerda de que disponen
los helénicos tienden a tender
una sábana blanca que juega
a ser un arcoiris monocromático-
despluman la gaviota;
manjar de dioses


Arriba -no tan arriba
un edificio de cristal
contiene conciencias muertas.

Arriba -sí tan arriba
Zeús viola a Sor Teresita
de los Andes- que se ven.
tras darle muerte de rayo
al Tatita Dios andino.

11 abr 2009

Muñeco



Soledad se desprende de mi mano
y me deja pasear a solas.
Entonces soy una marioneta con polera a rayas
manejada por los dedos del aire.
Tomaré ron en vaso de plástico
para así olvidar que soy marioneta
y saldré a callar las voces con un sshh
salpicando saliva por todos lados.
(Se acabó el ron, pero no importa
siempre queda baba para beber)
Aún recuerdo mi delirio presente:
Ver los hilillos atar mis brazos y muslos
que me obligan a menearme
al merengue caribeño de Juan Luis Guerra
mientras este calor de noviembre
se vierte sobre la tierra volcánica y la calle.

Soledad se desprende de mi mano
y soy parte de una estampida
que camina insegura hacia direcciones muertas
(Pasos constantes. Desvíos de miradas)

Soledad se despide con su palma abierta,
pero estoy muy lejos
(como para leerle las líneas)
y me aglutino entre pieles sebosas.

¿Por qué no da media vuelta Soledad?
¿Por qué no cierra esos ojos lacrimales?
Que deje de gritarme; no quiero ir.

En un acto visible sólo en sueños
aparece un cuchillo en cada uno de mis puños
y comienzo a pasar, trozo los huesos de la masa de pieles,
corro con un grito aferrado a mis labios.
La abrazo, por fin, mas se queda inmóvil
mientras tajeo la membrana de su cuerpo
para acurrucarme en sus intestinos,
respiro estómago, huesos, hígado,
el correr nervioso de la sangre
y cierro su capa, que llama piel.
Lejos de todo
no, no me maneja ni siquiera Soledad;
soy mi propia marioneta.

Grito Tinta


Si viviera cien años más aquí
estos hombres seguirían con el hedor del Mapocho en sus narices,
las gaviotas estarían transformadas en fósiles dispersos
con los que se harían rompecabezas para descifrar enigmas jamás planteados.

Bastaría un grito de agua
para espantar el polvillo gris de la falda de los cerros,
bastaría un gorro militar (con cabeza incluida)
y junto a ella la comedia más exitosa del año
para morirnos de la risa.

Y es que si viviera cien años más aquí
la historia de aquí seguiría siendo un chiste mal contado por altoparlante.
Sé que regalarían barritas de cobre con un trazado de cóndor enmarcado
y deberíamos sentirnos orgullosos por ello.
Y las discusiones hablarían sobre cuál es el mejor futbolista,
la mejor modelo, la mejor poesía.

Pero si es que realmente sigo viviendo cien años más aquí
dejaría a todos ellos en mute y rescribiría cien años de silencios
para hacerlo todo un poco más soportable,
porque de tanta hipocresía se me acaba de reventar el lápiz.